jueves, 14 de enero de 2010

Aquel hogar

Es tiempo de alfileres y de pájaros,
la mansa hora del pan,
la estación de las piedras cosidas a la espalda.

Y aquí estamos de nuevo, mirando a las paredes,
mudos como los libros ya leídos,
escondiendo la gloria detrás de los zapatos,

abandonados a la suerte de los perros sin casa.

Pero aún puedes salvarme,
pintar jarrones en mi sombra,
arrancar de mis pies estas sandalias,
pronunciarme desnuda -o al menos habitarme-,

como si este momento no existiera,
-ni existieran los barcos de papel-,

ni yo fuese un hogar al que le sobran puertas.

6 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

Vuelves magnífica, con esa hondura que siempre logra traspasarme.

Un abrazote
Marian

Carmen dijo...

Gracias, Marian. Sabes que me alegra encontrarte.

Abrazo grande.

Desconcierto dijo...

Después de perdonarte -tú a ti misma- llega este poema....como siempre letras con un brillo misterioso...me encanta...infla tu ego porque escribes de putamadre.

un beso Carmen...

p.d...qué par de mojito me he bebido!

Carmen dijo...

Me he perdonado, sí... todo vuelve a estar en su sitio o eso creo... Gracias. Lástima que ya no bebo casi, jajaja...

Un beso.

Andrés E. Medina dijo...

Excelente poema, me ha gustado mucho donde remata el verso con "o al menos habitarme".

Saludos.

Carmen dijo...

Gracias por perderte por aquí, me alegra que te gustara.

Saludos.